El Dr. Montes es un firme partidario de la eutanasia clínica activa sin consultar previamente ni con los interesados ni con sus familiares. Es partidario de sedar terminalmente de forma eutanásica en las urgencias, tal y como lo hacía en el servicio de urgencias del Hospital Severo Ochoa. El buen médico debe saber matar, Platón dixit. Montes se ha vuelto platónico. Todo lo hace por el bien del paciente. Conoce a Epicuro: la muerte es anestésica, insensible. No hay que temer a la muerte. La vida no vale nada. El peor pecado es haber nacido. Montes es un hombre alegre, brinda con cava por sus éxitos profesionales. El éxito de Montes fue grande. Descongestionó el servicio de urgencias. Prestó un gran s
ervicio a la maltrecha sanidad pública. Fue destituido y súbitamente el número de muertes en el servicio de urgencias disminuyó un 55% Montes era un gran servidor público. Incluso enfermos en coma eran sedados aunque ya no les dolía nada. Todo esto ocurría en urgencias, no en la unidad de cuidados paliativos. Al Dr. Montes le quieren los progresistas y las corruptas burocracias sindicales. Los pacientes deben agradecerle públicamente a Montes sus esfuerzos por aliviar el dolor activamente y con rapidez para acortar los dolores inútiles. Los progresistas quieren legalizar la eutanasia clínica activa del Dr. Montes, precursor de nobles prácticas y de nobles doctrinas. Montes es el precursor de un brillante futuro para los pacientes terminales españoles. Un decrépito enfermo terminal físico merece morir. No vale la pena que siga viviendo más. Se le practica la eutanasia clínica activa por compasión o por amor. Se le da arsénico por compasión. Sin embargo, a un decrépito moral, político y social los progresistas paradójicamente no le quieren aplicar la eutanasia procesal para asesinos activa. Quieren conservar al asesino con vida. No entiendo tal contradicción. Son los progresistas, amigos del Estado de Derecho, los que tienen que resolver tal contradicción. El Dr. Montes ha prestado grandes servicios al pueblo. El Dr. Montes tiene un brillante futuro en el sistema sanitario progresista de las comunidades autónomas gobernadas por el PSOE. Montes es un abanderado de la muerte digna. No hay nada más honroso y digno que morir anestesiado por la benéfica mano del Dr. Montes.
ervicio a la maltrecha sanidad pública. Fue destituido y súbitamente el número de muertes en el servicio de urgencias disminuyó un 55% Montes era un gran servidor público. Incluso enfermos en coma eran sedados aunque ya no les dolía nada. Todo esto ocurría en urgencias, no en la unidad de cuidados paliativos. Al Dr. Montes le quieren los progresistas y las corruptas burocracias sindicales. Los pacientes deben agradecerle públicamente a Montes sus esfuerzos por aliviar el dolor activamente y con rapidez para acortar los dolores inútiles. Los progresistas quieren legalizar la eutanasia clínica activa del Dr. Montes, precursor de nobles prácticas y de nobles doctrinas. Montes es el precursor de un brillante futuro para los pacientes terminales españoles. Un decrépito enfermo terminal físico merece morir. No vale la pena que siga viviendo más. Se le practica la eutanasia clínica activa por compasión o por amor. Se le da arsénico por compasión. Sin embargo, a un decrépito moral, político y social los progresistas paradójicamente no le quieren aplicar la eutanasia procesal para asesinos activa. Quieren conservar al asesino con vida. No entiendo tal contradicción. Son los progresistas, amigos del Estado de Derecho, los que tienen que resolver tal contradicción. El Dr. Montes ha prestado grandes servicios al pueblo. El Dr. Montes tiene un brillante futuro en el sistema sanitario progresista de las comunidades autónomas gobernadas por el PSOE. Montes es un abanderado de la muerte digna. No hay nada más honroso y digno que morir anestesiado por la benéfica mano del Dr. Montes.
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